sábado, 9 de octubre de 2010

La Historia del Zócalo

El único instinto natural, si así se le puede llamar, del hombre es socializar. Juntarse con otros humanos para diferentes fines desde sobrevivencia hasta un simple cotorreo, en esta juntadera se fueron creando las comunidades, pueblos, ciudades y una que otra civilización como los aztecas quienes crecieron en el valle de México y para prueba de ello encontramos evidencias palpables en las ruinas del Templo Mayor.
Ruinas que fueron encontradas durante las excavaciones para la construcción de la estación Zócalo del Metro de la Ciudad de México. Ahí mismo en el Zócalo encontramos otro templo de otra civilización, más moderna, la Catedral Metropolitana. Sea cual sea la civilización existe la constante de que las metrópolis fueron creciendo alrededor de sus templos solo hace falta ver cualquier pueblo de cualquier estado y veremos que la densidad de viviendas va disminuyendo conforme uno se aleja de la Plaza principal, aca en la Cd esa plaza se hace llamar Plaza de a Constitucion; lugar donde todo vehículo que entra tiene que cuasi-rodearla para poder salir de ese circuito por donde han pasado miles de carroajes, carretas, automóviles pero un solo metro. El Metro Zocalo.
En el pasillo principal de la estación se pueden apreciar dos maquetas, una que muestra el Templo Mayor y sus alrededores en la época prehispánica y otra que hace lo propio con la Catedral en la época moderna. Abajo, en los andenes, montadas en la pared, están las diferentes épocas en las que la Ciudad ha sido retratada, ya sea en fotografía ó dibujo. Edificios al más puro estilo francés adornan la Plaza y las calles que en ella desembocan y visceversa pero llega un punto, una frontera invisible donde las construcciones dejan de ser lujosas y pasan a ser practicas. Vecindades del siglo XIX e inicios del XX empiezan a aparecer poco a poco conforme uno se aleja del bullicio turístico.
Al ser la ciudad, una de las más grandes del mundo, el centro histórico se vuelve uno de los lugares más visitados por propios y extraños, locales y foráneos, turistas que van a visitar todo lo histórico del centro y habitantes que van al centro a repetir lo que sus antepasados hacían con frecuencia: mercar, comprar, hacer trueque, ir a la vendimia, satisfacer sus impulsos consumistas y asi y asi porque se sabe que en el centro se encuentra de todo películas, computadoras, libros, comida, joyas, bancos, iglesias, gobernantes, gobernados, vagabundos, policías, delincuentes y gente de toda la calaña habida y por haber.
El hecho de que la ciudad haya sido poblada cronológicamente alrededor del centro histórico nos da a entender que la gente, sus usos y costumbres, su cultura, y todo lo que caracteriza a una población sean como lo vemos en el centro. Y asi es, la diferencia es que este centro es histórico, es turístico y como no hay nada más humano que ir de turista, y el humano está lleno de mascaras que adornan lo que uno es por dentro, así mismo, el centro de la ciudad está lleno de mascaras sociales para que el turista, local o foráneo, se lleve una buena impresión de nosotros.
Pero ese turista se irá con una impresión no muy acertada de lo que la ciudad es porque se quedara con la idea de la máscara, la máscara que nunca cambia y lleva asi desde que los antiguos construyeron sus templos ahí. Basta caminar unos cuantos pasos y rebasar esas fronteras invisibles mencionadas unas líneas antes para entonces sí, encontrarnos con la verdadera y actual ciudad de México, y por actual no nos referimos a los años contemporáneos del bicentenario sino a cualquier época ya sea independista, revolucionaria, reformista, o bicentenario porque recordemos que la cultura de cada población cambia respecto al tiempo, los tiempos cambian y siempre los tiempos de antes serán mejores porque todas las mujeres eran serias no había punks. La nostalgia ha hablado.
Una vez rebasadas esas fronteras, hacia el norte, nos encontramos nada mas y nada menos con Tepito. El barrio bravo, hubo quien dijo que si en México hubiese otra revolución iniciaría ahí en Tepito Cuna de grandes boxeadores pero no famosos. Cuna del crimen para algunos porque es ahí, en tepito donde, sin afán de exagerar, encuentras de todo, DE TODO. Drogas, armas, ropa, comida, alcohol, juegos y juguetes sexuales o no, lo último en tecnología, piratería la cual por cierto dejo de ser piratería hace mucho tiempo porque ahora son ellos quienes hacen sus propias creaciones. Discos con las canciones que exactamente estaba yo buscando los encuentro ahí, no tengo que ir a ninguna tienda y comprar tres discos del mismo cantante de los cuales solo me gusta una canción, no. Solo voy a Tepito, camino un rato, me compro una michelada, me aguanto los empujones, y los piropos si soy mujer, cuido mi cartera si traigo y tarde o temprano encontrare lo que estoy buscando.
Si vamos al sur, nos encontraremos con las colonias doctores, transito, obrera, y una que otra que se me haya olvidado pero no menos importante porque todas ellas son parte de la población que fue acomodándose a los alrededores del centro. Colonias, o mejor dicho, barrios que también son bravos y también podemos encontrar casi de todo, aca estos chavos se dedicaron más bien al comercio de coches y sus partes, como las obtengan no es cosa que a nosotros nos incumba porque solo nos interesa comprar la calavera de mi coche, la que me robaron la semana pasada y esa que está en ese puesto es igualita y hasta está rota del mismo lugar.
Yendo hacia el Oeste, nos encontramos con aquella que en su nombre lleva la fama, la Guerrero, y que también tiene su metro por cierto, de otra línea por cierto, de dos de hecho. Mientras que Tepito ya es un tianguis gigante todos los días excepto los martes, aca la vida en barrio sigue siendo el pan de cada día, vecindades, escuelas, cantinas, casas, tortillerías, cantinas, carnicerías, mercados, pulcatas, verdulerías, narcotienditas, panaderías, la casa de Paquita la del barrio, un panteón donde está enterrado Benito Juarez y otros cuates, la iglesia que, todos y cada uno de los veintiocho de cada mes, es visitada por miles de ciudadanos, en su mayoría jóvenes, de gustos musicales reaggetoneros, quienes acuden ya sea por fé o por moda a visitar a San Hipolito, San Judas pa los cuates.
En el punto cardinal opuesto, el Este, aparece majestuosa e imponente con todas sus naves La Merced. Naves donde se comercia todo lo que a los tepiteños les da “cus cus” comerciar. Lo legal. Básicamente es un barrio alrededor de sus mercados, El mercado más grande y barato del Distrito Federal. Carnes, Quesos, Leches ThéChocolates, Dulces, Verduras, Cosas para fiestas, Payasos para fiestas, Juguetes, Anafres, Cucharas, Tenedores, Cuchillos sin filo, Personas que se rentan para afilarlos, Personas que se rentan. Siendo estás últimas uno de los mercados, económicamente hablando, mas fructíferos que hay, no por nada es el oficio más antiguo del mundo. Otra de sus naves, la de Sonora, se especializa en la física cuántica aplicada a la brujería y otras cosas de esa calaña. Hierba santa pa la garganta, ruda pa´l que estornuda, albahaca pa la gente flaca…y con está hierba, se casa usted. Y como no se va a casar si los “amarres” están a unos cuantos pesos más la vela roja donde hay que poner el nombre de la persona “amada”, dicen los que saben.
Y mientras más se aleja uno del Centro todo esto empieza a difuminarse, la mescolanza social y genética empieza a aumentar porque a través de la historia, en todas las historias, la gente de los pueblos va a las ciudades para hacer más chicos a sus pueblos y mas grandes a las ciudades hasta el punto de ser ésta una de las ciudades más cosmopolitas del mundo porque en cuestión de unas cuantas cuadras hemos sido testigos de la historia de la ciudad desde las danzas aztecas, hasta los bailes reggaetoneros por eso no seria de sorprender que en quinientos años lo que se este bailando afuera del metro zocalo no sean danzas aztecas sino danzas reggaetoneras. Porque eso es lo que es el México social-actual.
Durante el día, en el Zocalo, cualquier día podemos encontrar una feria internacional del libro, una pista gigantesca de hielo, un concierto de miles de personas, manifestaciones políticas, sociales y culturales, palomas que vuelan cuando un niño las corretea y luego lo cagan, los que bailan danzas Aztecas afuerita de las ruinas del Templo Mayor, el que te hace limpias por dos pesos, los que se sientan a un lado de la catedral anunciando sus servicios de plomería, carpintería, albañilería, y miles y miles de personas yendo de alla para aca y de aca para alla, en la noche todo cambia, el bullicio ahora es silencio, solo los focos aluzando el Palacio Nacional, la Catedral, las Ruinas y los edificios aledaños hacen ruido. Toda esa gente se fue a sus casas,en esta ciudad o en otra. Y del centro histórico queda solo eso, la Historia y el Metro.

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