martes, 20 de octubre de 2009

Besito tentador




No se sabe mucho acerca del hombre común mexicano previo a la revolución. Fueron años difíciles pero para fortunio de algun@s aparecieron mis compadres Emiliano Zapata y Pancho Villa quien con sus adelitas podría representar muy bien lo que sería un macho. Alguien, fuerte, imponente, protector, decidido. Terminan siendo íconos del hombre mexicano, posiblemente aquí inicie aquel tan cuestionado, repudiado por unos aprobado por otros, macho mexicano.

Estos íconos de los que hablamos podían dormir la noche de hoy con Adelita y mañana con karlita, o con gaby. O con las tres. Hablamos de un hombre polígamo que no por eso no tenía sentimientos, tan los tenían que dieron sus vidas por una causa, que casualmente está EN TERMINOS FEMENINOS, La revolución mexicana. Imaginen que pasa cuando esa causa es una mujer.

De aquí pasamos a los años 20´s y 40´s donde los tiempos difíciles aparentemente vuelven y el ícono del hombre mexicano se torna en el trabajador, sustentador de un hogar. Las adelitas quedaron en una sola, la madre de sus hijos. Aquella mujer detrás de cada hombre.

Los siguientes veinte años encontramos posiblemente al verdadero macho mexicano. Pedro Infante, Jorge Negrete, nos muestran una imagen de un hombre atractivo, autosustentable, no importando si es en el rancho o en la carpintería. Pedro Infante representa el macho urbano aunque de vez en cuando se fuera a uno que otro rancho a convivir con su carnalito Jorge Negrete, el macho de rancho.

Amorcito corazóooon, yo tengo tentación de un beso, fiu fiu fiu fIUU Fiuuu. El hombre mexicano de estos años era galán, las traía muertas y posiblemente él las había matado ya en alguna ocasión, pero eso no importaba porque ahora teníamos a nuestra chorreada que nos esperaba cariñosa, amorosa y con un beso tentador donde nosotros lo escojamos. Madre de nuestros hijos, hembra del hogar, con quien una vez retozamos por los parques y las plazas y los zócalos como cachorros en celo.

El macho mexicano es único en su especie parece que involuciona porque en los siguientes años volvió el “todas mias”. Icono representado muy bien por Rafael Inclán, y compañía. Aquí queda al descubierto todas las armas que como macho utiliza para conquistar a su hembra, las palabras. El juego de las palabras puede enredar en sus redes a mujeres del calibre de Maribel Guardía.

El inconveniente aquí es que el hombre mexicano promedio ya estaba casado. Ya tenía una familia que había creado con su amorcito corazón a la cual no le pareció aquella nueva faceta “todasmias”

La música es inherente al ser humano es por eso que en estos años, en la sociedad mexicana, encontramos lo que yo llamo: música para divorciados. Rocio Durcal, Diego Verdaguer, Lupita Dalesio, José José, se vuelven algunos de los voceros de todas esas mujeres y hombres separados por aquella nueva faceta del macho mexicano.

Con el mundial o el temblor parece que las mujeres mexicanas se dieron cuenta que ellas también podían ser autosustentables y no sólo eso, podían sostener un hogar completo, con uno, dos o más hijos y no faltaba la buena onda que hasta con su macho mexicano, el macho huevón de los 80´s.
Posiblemente por eso la sociedad empezó a tornarse más femenina. Mientras el macho mexicano anterior era fuerte, el hombre promedio actual se esfuerza por simplemente aparentar serlo, cabe mencionar que el auge de gimnasios ha sido brutal en los últimos 20 años y que una hora de gimnasio no se compara en lo más mínimo con una hora en la carpintería o el campo. Parece ser que el macho mexicano se adapta a las condiciones que sus hembras pongan así que ahora solo se esfuerza por verse bien, verse fuerte, sin importar si es capaz o no, de sustentar un hogar, ya no importa porque ellas ya lo hacen.

Eso no significa que el macho mexicano haya desaparecido o que se este haciendo putito, a fin de cuentas está en los genes de cada hombre.

El macho mexicano todo lo puede… … y le va al America… ... y últimamente a los pumas.

BESITO MACHISTA.

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